Nº 45 Enviando el 15 de marzo 2011
Aída Cartagena Portalatín: "Aquí hace falta una mujer, y esa mujer soy yo".
Rubén Darío: "Sin mujer, la vida es pura prosa".
Dorothy Parker: "Cualquier mujer que aspire a comportarse como un hombre seguro que carece de ambición".
Ángel Ganivet: "La mujer tiene un solo camino para superar en méritos al hombre: ser cada día más mujer".
Reflexión:
Sí, tomé el título para esta entrega del Boletín Vivir la Excelencia de una película. No voy a hacer una reseña, pero me ha parecido bien para conversar sobre la forma en que la mujer ha dado chispa a este mundo sumido en la oscuridad. Sin embargo, no quiero presentar una reflexión meramente romántica.
Primero, y tristemente, debido a que por mucho tiempo la humanidad vivió en una sociedad dominada por los hombres, es hasta ahora que hemos comenzado a entender lo que perdimos al no apreciar todo el potencial de las mujeres. No me refiero solo a lo que pueden hacer en sus hogares, que en realidad esa debe ser una responsabilidad compartida entre hombres y mujeres. A lo que me refiero es a las artes, a la literatura, al pensamiento.
Segundo, y tristemente también, muchas veces la revolución femenina ha desviado el camino y ha intentado convertir a las mujeres en hombres. Parece que olvidamos que “igualdad” se refiere a la forma en que nos relacionamos. Esto obviamente necesita un ambiente propicio de libertades, de seguridades legales, pero más que eso, necesita un ambiente de respeto mutuo. Así, los hombres y las mujeres deben relacionarse en igualdad de términos; pero deben reconocer al mismo tiempo que tienen diferencias, profundas diferencias. Es una paradoja necesaria para lograr el equilibrio. Bien lo ha dicho Ganivet: “la mujer tiene un solo camino para superar en méritos al hombre: ser cada día más mujer”. Es decir, alentar y potenciar esas cualidades, esas habilidades que la hacen diferente del hombre.
Y tercero, los hombres debemos ser los primeros en velar para que se fomente siempre el ambiente de respeto. Esto no significa mirar a las mujeres como necesitadas de oportunidades, sino como dotadas de derechos inalienables que deben ser reafirmados.
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