La Frase:
"¡Qué pena morir, cuando me queda tanto por leer!".
- Marcelino Menéndez y Pelayo -
La Reflexión:
Personalmente creo que una de las cosas que en algunos países de América Latina practicamos muy poco, es la lectura. En países europeos, tienen la costumbre de leer mientras se viaja, de andar un buen libro bajo el brazo... de leer más. Como les comenté en un número anterior, yo no era un gran amante de la lectura cuando chico; pero me alegro que ahora los libros formen parte indivisible de mi vida.
¿Por qué es importante leer? Vamos a ocupar un par de entregas más para hablar sobre esto, sin embargo quisiera sugerir que leemos, en primer lugar para "saber que no estamos solos". Los libros son grandes compañeros y consejeros . Saben cuándo hablar y cuando guardar silencio; pero, eso sí, cuando hablan son muy incisivos y tocan donde más nos duele (al menos los mejores libros logran hacer eso).
Como personas de excelencia uno de los hábitos que deberíamos cuidar y fomentar más en nuestra vida es el de la lectura. Esto nos dará frescura y nos dará criterios, es decir, nos dará verdadera educación.
En 2007 (ó 2008, que ahora no lo recuerdo bien), mientras trabajaba en el bosquejo de un ensayo personal sobre la importancia de la lectura, buscando por la red algunas estadísticas sobre cuánto se lee en la región en la que vivo, quedé muy sorprendido. Encontré que algunos expertos hacían una breve comparación entre lectores de Colombia y Francia. (Por odiosas que sean las comparaciones, a veces es inevitable que las hagamos si hemos de tener indicadores claros sobre un tema.) La verdad es que me asusté. Los expertos decían que en Colombia el que más leía en promedio, leía 1.2 libros al año, mientras que en Francia, el que menos leía en promedio, leía 9 libros al año. En otras páginas los números no eran más alentadores: la lectura escaseaba en nuestras latitudes.
Para terminar esta entrega, me gustaría que reflexionaras en una frase que he escuchado: "El que lee conduce, el que no lee es un conducido". No sé como es tu vida lectora. Si es buena, mantenla y dale fortaleza, pero si reconoces que aún debes mejorarla, no lo dudes, comienza ahora.
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